Una tabla de quesos debe ser tan atractiva a la vista como al paladar. Añadir un toque de color con frutas frescas como uvas, higos o granada aporta frescura y jugosidad de una forma original. Los frutos secos, como nueces o almendras tostadas, realzan el sabor intenso del queso viejo. Panes artesanos y tostadas con semillas aportan variedad y textura.
No olvides incluir pequeños toques con vegetales o mermeladas, como la de tomate o pimiento caramelizado, que contrastan delicioso con los quesos frescos o crema.